Permíteme hablar
de tu boca.
Tanto tiempo
mirándola,
siguiendo
el movimiento
finito
de tus labios,
disfrutando
tu risa desde
lejos.
De repente un día
se hizo mía,
tu respiración,
tus palabras como
peces
saltando felices
en la corriente
del río de tu
voz.
Y tu sonrisa,
viento de verano
que trae alivio.
Todo eso es tu
boca
que fue mía
alguna vez
y para siempre.
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