miércoles, 23 de septiembre de 2015

VII

Permíteme hablar
de tu boca.
Tanto tiempo
mirándola,
      siguiendo
el movimiento finito
de tus labios,
      disfrutando
tu risa desde lejos.
De repente un día
            se hizo mía,
tu respiración,
tus palabras como peces
saltando felices
en la corriente
del río de tu voz.
            Y tu sonrisa,
viento de verano
que trae alivio.
Todo eso es tu boca
que fue mía alguna vez

             y para siempre.

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