Detuvo su vuelo justo a nuestros pies.
Nos miro, nos canto una serenata
y la llovizna parecía
no molestarnos esa tarde,
entonces te acercaste
y nuestras caras,
nuestras manos,
nuestras almas
Nos dimos cuenta que
ya estábamos juntos hacia rato,
solo faltaba encontrarnos
frente a frente.
el cardenal se voló,
y nos dejo solos.
Ya
estábamos muy cerca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario