sábado, 12 de septiembre de 2015

Caja de sorpresas


Pasaron más de veinte años para que Clara llegue a la esquina de la 15 y 78 y cruce la modestísima cerca, la casa parecía estaqueada a los costados para que no se abriera cual caja de sorpresas.
Caja de sorpresas, eso pensaba Clara;  cada vez que escuchaba el crujir de alguna madera su mente llegaba en forma instantánea a esa casa. Desde chica daban vuelta en su imaginación cientos de historias sobre ella: ánimas en el jardín, pasos quejándose en la planta alta... El caso es que la primitiva casilla estaba abandonada desde siempre.
Aunque los vecinos más antiguos del lugar juraban que allí fallecieron en un incendio una mujer y su hijita de seis años, el lugar no parecía haber sufrido el castigo de las llamas en algún momento de su historia.


Ahí estaba Clara en el jardín temido, pero no vio ningún fantasma. Abrió la puerta y paso como si la estuvieran esperando, la suciedad del abandono se parecía al hollín que deja el fuego, adentro estaba tan oscuro y frío.  Las maderas del techo crujieron, eso era cierto. Su piel ardía como de haber tomado mucho sol, subió las escaleras sonriendo.

1 comentario:

  1. Este relato fue ganador del 3er Premio del Concurso de Microrelatos en Facebook, organizado por la Secretaria de Cultura de Municipalidad de Lomas de Zamora

    ResponderEliminar